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13/5/08

Más de un siglo de vivencias

Longevo y enamorado hasta la muerte

Ciento dos años no llegan gratis y pocos logran alcanzar esta edad y tener mente para contarlo como chiquillo de quince. En un pequeño rincón de nuestro país vive don Fermín Mora, quien pronto celebrará su natalicio ante los ojos asombrados de quienes lo conocen y disfrutan de su compañía e historias llenas de riqueza.

Mariela Araya

Los días pasan y pasan y don Fermín Mora sabe lo que es cargar con los años en el hombro. Este agosto soplará más de cien velitas en su pastel de cumpleaños y tiene la mente tan lúcida que aún puede recordar su historia como si la hubiese vivido ayer.

Quienes lo conocen tienen una misma opinión: es un hombre lleno de riqueza personal, de esa que no le venden a uno en el mercado, sino de la que se adquiere con el paso por el mundo.

Vive en su finca ubicada en Santa Teresa de Sabalito con su esposa Mélida y su hijo Bolívar. Aunque camina con bordón y escucha poco, todavía es un hombre activo y no deja de trabajar.

Hombre de historia

En ciento dos años don Fermín tiene mucho que contar. Nació en el cantón de Alfaro Ruíz en Zarcero, un 11 de agosto de 1906, sin embargo, en su cédula aparece el 12.

Arribó a tierras cotobruseñas hace casi medio siglo, en febrero de 1960, y llegó para quedarse. Viajó desde la capital en un avión de Lacsa hasta Golfito junto a su esposa, 12 hijos y 10 gallinas. De ahí don Chico Gertozi los llevó hasta San Vito.

Los otros cuatro hijos nacieron cuando se establecieron en Sabalito.

Su amigo pezeteño Carlos Montes le contó que vendían una finca por Santa Teresa y al otro día cerró el trato. Compró una finca de 47 hectáreas en 60 mil colones, con una prima de 6 mil. "Tenía trapiche, tres manzanas de cañal, café y una casa".

Fue de los primeros en llegar a Sabalito de Coto Brus y dice que en ese momento no había casi gente, ni calles ni lugares donde comprar productos de necesidad básica o una clínica. Sabalito era un pueblo muy difícil para vivir, y el centro de abastecimiento más cercano era Ciudad Neilly, pero como todavía no había calles buenas ni transporte regular era muy largo y peligroso el viaje porque tenían que bajar la fila de cal a pie.

Sus viejos amigos de esa época ya murieron, como don Santiago Ramírez, Juan Rodríguez, quien pasaba por su finca para ir a trabajar a la propia y Manuel Herrera. Él es un sobreviviente de esta generación de fundadores.

Buenos hábitos, buena vida

Para vivir mucho tiempo hay que dormir suficiente y levantarse temprano, así que nunca trasnocharse es una ley para él. Se acuesta a las 6 de la tarde y se levanta a las 5:30 de la mañana, y aún con la edad que tiene "es un hombre cien por ciento activo. Trabajaba como cualquier persona normal hasta los 95 años, ahora anda haciendo cosillas: pica leña, cocina frijoles", comentó su hijo Bolívar.

"No fui un hombre peleador, del trabajo a la casa y de la casa al trabajo". En el pueblo lo conocen por ser un hombre muy casero, sumamente trabajador y honrado, que sacó adelante a sus 16 hijos con el sudor de su frente. En las palabras de don Fermín "con las fajinas de la tierra".

Toda su vida comió saludablemente, a pesar de la difícil situación económica.

La leche nunca faltó en su mesa. "Pobres toda la vida, las vacas no faltaron. Apenas se secaba la vendía y compraba otra que diera leche pa' los chiquillos"

Como buen tico y vecino de una zona netamente cafetalera, el café negro es de todos los días, puro y chorreado en bolsa en la madrugadita.

Toda la vida ha comido orgánico. Su padre sembraba hortalizas y como en ese tiempo la tierra era sana, no ocupaba fertilizantes.

"Y Dios guarde bañarse caluroso. Una vez me mojé después de una caminada, con la ropa encima mojada y la serenada me pegué un resfrío de un pulmón, un dolor de espalda y todo".

Sus hijos lo consideran un padre ejemplar, digno de admiración por su dedicación a la familia y a su esposa. Y las personas del pueblo han aprendido a quererlo. "Si usted quiere aprender de la vida y valores, pase una tarde de su tiempo con don Fermín" comentó con una sonrisa Ronald Araya, vecino de este personaje tan apreciado.

Amor del bueno

"El amor de la vida de papá es mamá" contó Bolívar. Y así lo afirman todos los que lo conocen y han escuchado a don Fermín expresarse de su esposa. Uno de los vecinos dijo: "si la palabra fidelidad existe véalo en ellos dos y si la palabra amor existe véala en don Fermín y doña Mélida".

Don Fermín dio el sí en el altar cinco meses antes de cumplir 24 años y desde ese momento ella fue y será la única mujer de su vida, su amor eterno. Han estado casados por 77 años recién cumplidos el 14 de marzo anterior, y todos saben que ese amor los unirá hasta el día que ya no respiren. "Yo soy fiel hasta la muerte, no debo ese pecado"

Ya no duermen en la misma cama debido a la salud de doña Mélida, pero don Fermín no la abandona. Cada noche coloca las camas a la par y así está cerca y la cuida en lo que puede.

Doña Mélida que tiene 97 años, sufre diabetes y hace un par de meses se quebró la cadera. En su recuperación de la caída, su espalda se llenó de llagas. En este momento está en el hospital y cada día don Fermín se acuesta tan temprano por la tristeza de estar sin ella en casa.

Cuando cuenta el problema físico de su esposa se le llenan de lágrimas los ojos. "¿Qué iba a imaginarme la situación que estamos ahora? Ver a esa mujer como está, ahí esperando lo que Dios quiera".

Su hijo Bolívar cree que si su madre muere, su papá no soportaría la tristeza y la seguiría al cielo rápidamente.

Leyenda viviente

Ver a don Fermín caminar apoyado en su bastón y llevar el hilo de una conversación, mirar su cabello blanco reflejo de su existencia y sus ojos vidriosos y opacados por los años, es sinónimo de que presenciamos una leyenda viva.

Cuando ya el mundo pierde la esperanza en el amor, ignora la importancia de la familia y consideran la fidelidad y el matrimonio duradero como una utopía, este hombre valiente de ojos claros demuestra que sí se puede vivir la el amor, ese verdadero y una vida en familia plenamente.

Tan amante de su esposa que no encuentra las palabras para explicar lo que siente cuando recuerda a su Mélida, la persona más fiel que he conocido, don Fermín, es un hombre centenario que ha sabido vivir bien los años que le ha regalado su creador, y no olvida que todo lo que tiene es porque Dios lo ha ayudado. "Qué montón de cosas he pasado yo, y estamos aquí porque Dios lo quiere así. Yo andaba con trapitos que apenas era que me cubrían. Una vez pasé con un pantalón todo el año. Me metía debajo de la cobija para que Mélida lo lavara, lo secaba y me lo ponía de nuevo"

Aún cuando tenía cien años iba a pie cada sábado al centro del pueblo, que queda como a 5 kilómetros de su casa, a comprar el diario y a recoger la pensión una vez al mes.

Homenajeado

La gente del pueblo quiere a don Fermín y le demuestran su aprecio mientras está vivo. Cuando cumplió cien años, su familia y algunos conocidos celebraron esa fecha tan notable. La fiesta fue sencilla pero alegre. Cantaron y don Fermín tocó la guitarra en armonía con sus hijos, con sus manos frágiles por los años. Comieron carne asada con yuca, fresco natural y se divirtieron de lo lindo, contaron los asistentes.

Además, en la escuela José Gonzalo Acuña en Sabalito, hicieron un homenaje en conmemoración del siglo de vida de don Fermín, como un ejemplo de vida y experiencia

También fue parte de los entrevistados para el libro "Memorias" donde el periodista Domingo Moreira recoge las historias de los fundadores de Sabalito.

Ejemplo de vida

Se dice que para aprender y conocer de la vida, es necesario conocer a quienes ya tienen años de andar por el mundo y en el caso de don Fermín es así. La riqueza de sus historias y conducta ejemplar le valen el título de "hombre con mucho que contar" y "señor con grandes valores morales". Los minutos a su lado son de aprendizaje total y un tiquete de ida al pasado para luego regresar al presente con un muy buen sabor de boca, y la ilusión de que la familia, el amor y los valores que los ticos decimos poseer no están completamente extintos.

Dicen por ahí que cien años no son nada, pero este hombre es el reflejo de que alguien se equivocó al aventurarse con tal afirmación, porque en su paso por la vida don Fermín Mora acumuló historias, anécdotas y sabiduría que transmite al que quiera escuchar la narración de un siglo de vivencias, ¡y muy a la tica!

2 comentarios:

--Cate dijo...

Ay no...había escrito un montón en un comentario y se abrió una nueva ventana y me lo borró!!! Qué tristeeee!!!
Bueno dado que es un poco tarde, creo que trataré de ser sintética en mi comentario, jeje...!!
En primer lugar, tengo que decir que me gustó un montón la semblanza, porque me gustan mucho las historias de las personas, especialmente cuando pueden contar acerca de cosas, situaciones y otras personas de antaño. ¡sencillamente es una de mis pasiones! Y la de don Fermín es una historia de vida completísima, que me parece que pusiste sobre el papel muy bien, porque hablaste de su historia paralelamente a la historia del pueblo.
Me conmovió particularmente cómo expresa su amor por su esposa, al ser "incapaz de expresarlo"...!! ¡qué tan bello!
En cuanto a la semblanza en sí, no me gusta mucho en la entrada que decís "tiene mente"..no sé, no calza con el lenguaje que usás; podría resolverse nada más diciendo "..pocos logran alcanzar esta edad y la capacidad para contar su vida como un chiquillo de quince", algo así..
Luego, en la entrada decís q "pronto soplará más de 100 velitas"...aunque ya dijiste que eran 102 en la bajada, tal vez sea mejor invertirlos; poner en la bajada que son más de 100 años los q cmple, para generar curiosidad de saber cuánto ha vivido, y luego ser más específica en la entrada diciendo cuántos tiene exactamente, porque el dato preciso impacta más.
Además, después mencionás que vive en Sabalito...¿dónde es eso? Tal vez tendrías q especificar un poco más..para ubicarnos a los q no conocemos!!
Lo otro es que por ahí repetís "toda su vida" y "toda la vida"...para q lo tomés en cuenta!
¿Sabés qué? Me gusta el cierre; creo que diste las conclusiones pero no es totalmente interpretado, es decir, te apoyás en lo que se dice del señor para decir lo que querés decir de él.
¡Muy linda Mari!

Unknown dijo...

Me gusta tu semblanza, pues como lo dice Cate las historias de la gente (eso no excluye la historia de la máquina de Joanna), siempre son lindas porque presentan anécdotas, personalidades y demás situaciones contadas por el personaje y respaldadas por las demás fuentes.
Quizás, sí hay un hueco en la historia que, aunque no es relevante me genera dudas: ¿qué hizo él antes de llegar a Sabalito, y después de nacer el Zarcero? (porque 60mil en los años 60 estaban pegados del cielo, así como a don Julio le costó recoger en el pueblo los 20mil para el carro funeral).
Pero, a parte de eso, me llenas de emoción cuando narras el amor que él tiene por doña Mélida, por lo que ahora sufre por su ausencia, por la sencillez con que mira e hizo las cosas, por la alagrabía que vive el pueblo para celebrar a un gran personaje. :·)