Un aula virtual para los cursos de periodismo de la UCR. Acá podremos aprender a ejercerlo, analizar casos y compartir experiencias.

13/5/08

Los tacones bien puestos

-¿Sabías que tu abuelita ha luchado mucho por las mujeres?
-Sí.

A sus ocho años Jimena Chamorro sabe que su abuelita ha emprendido
luchas en favor de las mujeres. De baja estatura, coqueta y con una
gran bondad la abuelita luchadora que reconoce Jimena es una de las
brillantes mujeres que sabe llevar los tacones bien puestos.

Jacqueline Solano


Lucha a través de la palabra.

Yadira Calvo es una amante de la literatura y la escritura. En estos
canales esta profesora y filóloga articula una de sus pasiones: la
lucha por la equidad de género.


Con una madre sumisa que decidió callar la infelicidad que le generaba
el patriarcalismo, Calvo se inspira para rechazar esta imposición
social. La amargura de su madre, la llevó a estar segura que el rol
de inferioridad ante los hombres establecido como innato es
irrefutablemente injusto.

De signo capricorniano esta amante de la palabra se rebela ante la
construcción social que dibuja a la mitad de la población del mundo
como esclava de la otra mitad. Su carácter rebelde la llevó a guardar
receló con la imposición de reglas.

De joven le molestaba disposiciones como las horas de llegada y los estatutos que
se debían cumplir cuando se tenía un novio. Aunque nunca vivió
choques directos con su madre, fue con la principal persona que le
fue imposible congeniar la visión de mundo, de ahí que recuerde como
ejemplar la figura de su padre.

Yadira trazó la primera parte de su vida en un pueblo de Cartago
llamado Tucurrique, a sus nueve años su familia se trasladó a vivir a
San José. Cuenta que su padre, quien era el encargado de tomar las
decisiones en su casa, siempre se preocupó porque ella y sus siete
hermanos tuviesen acceso a la educación.

Desde su infancia reconoció la importancia de refutar y debatir.
Aprendió de las mesas de debate entre su padre y sus tíos lo
relevante de discutir las ideas. Aunque de niña nunca fue participe
directa de las diarias mesas de discusión que se vivían en su casa,
principalmente de temas políticos, si implantó ese perfil como propio
y fue lo que la llevó a amar uno de los géneros más debatientes: el
ensayo.

La ensayista costarricense es una mujer que se deja guiar por sus
ideas, las cuales asegura son la base de inspiración para la
elaboración de sus textos.

La bondad y la inteligencia llenan de color la vida de esta mujer y es
que como ella misma dice "La bondad prevalece a la inteligencia,
aunque yo valoro mucho la inteligencia"

La brillantez de esta catedrática deja huella desde temprana edad.
La habilidad la lleva a vivir diversas anécdotas que ahora recuerda
con orgullo, entre ellas cuando en primer grado de escuela su
profesor le pidió que estudiara un texto y al otro día la pequeña lo
leyó de corrido, su profesor no le creyó y le dijo que se lo había
aprendido de memoria.

La escritura también la incorporó rápido, como explica ella son dos
acciones muy consecuentes. En sus inicios, cuenta que al igual que le
pasa a muchos escritores mantenía guardadas sus obras. Fue hasta
después de los años setenta que decide empezar a publicarlas. Este
paso trascendental estuvo motivado por su pasión de denunciar la
desventaja de las mujeres, pues al observar una película que
ejemplificaba el patriarcalismo sintió tanta molestia que su esposo le
propone que exprese esa indignación por medio de un escrito. Yadira
acepta y es así como crea su primer libro "Mujer, víctima y
cómplice".


En una posición activista, decide luchar a través de las palabras por
la convicción que adquirió desde niña, sobre la importancia de la
igualdad de género y como dice ella de la igualdad en general.

La liberación del patriarcalismo es más complicada que renunciar a los
tacones, dice a carcajadas Yadira "yo no renuncie a los tacones porque
soy muy pequeña". La escritora se reconoce completamente con una
ideología feminista, a su vez se refiere a las tergiversaciones que
se hacen sobre esta posición, pero lo resume en que tan solo son
visiones estereotipadas y aunque existen feministas con posiciones
extremas, el feminismo es la concepción de que nadie es esclavo de
nadie.

Para Yadira el discurso de esclavitud de la mujer se transforma con
el paso del tiempo y en ocasiones es complicado encontrar el meollo
del asunto. Mientras una mujer se sienta valorada conforme la talla
de su brasier se seguirá reproduciendo la inferioridad de género.

Incorpora su discurso feminista a lo largo de su vida, aspecto que
llena de orgullo a su hijo mayor el diseñador gráfico Faustino
Chamorro, quien sabe que su madre es una mujer que ha sido consecuente
entre sus ideas y su accionar.

La posición feminista está lejos de generarle algún problema en las
relaciones sociales con los varones. Asegura que nunca ha enfrentado
mayor choque con los hombres. Por el contrario, siempre ha
establecido buenas relaciones y una de las más fructíferas es con su
esposo Faustino Chamorro, del cual aún se mantiene sumamente
enamorada.

"Literatura, mujer y sexismo", "Las líneas torcidas del derecho", "De
diosas a dragones" son parte de las ocho obras que ha escrito en
oposición al patriarcalismo.

Actualmente jubilada, esta fiel creyente del amor no cesa sus actividades. Su novena obra la trae entre manos, o más bien entre letras, Yadira está construyendo su futura obra. La fecha para terminarla la desconoce, le disgusta correr en la elaboración de sus textos, como explica su hija Coralia la ensayista es sumamente vanidosa y un ejemplo de ello es en sus obras.

El reconocimiento a la labor de Yadira se materializa en la obtención
de más de cuatro premios como el Premio Aquileo Echeverria en 1990,
el premio UNA por su ensayo titulado a "La mujer por palabra" y el
reconocimiento por parte del Presidente Calderón Guardia al entregarle
el premio a la superación.

La trayectoria de la mujer hecha palabra cuenta con numerables
colaboraciones en la elaboración de obras colectivas como "Las
claves de la cuestión", en ¿Hay feminismo en Costa Rica? de la
Editorial Mujeres.

La lucha abarca todavía más ámbitos que sus escritos. Esta entusiasta
en su momento fue de las mujeres que se encargaron de recolectar
firmas para la aprobación del Proyecto de La Ley de Igualdad Real de
la mujer, aspecto que recuerda con emoción cuando fuera de todas las
expectativas su madre le dió la firma.

Esta creyente de la fe, pero no de la religión asumió puestos de
relevancia como Coordinar el Foro de la Mujer de la Universidad de
Costa Rica, fue productora del programa Radiofónico Rompiendo el
Silencio y colaboró con el Servicio de noticias de la mujer.

Sus tres hijos saben el orgullo que implica la labor de su madre, al
mismo tiempo reconocen que eso les impone un reto, pues la gente
espera que sus propias trayectorias tengan algo similar, como dice su
hijo Faustino la gente espera que seamos una eminencia, a lo que
contesta Coralia bueno creo que tampoco es que los hemos defraudado.
Faustino, Coralia y Talía cuentan que lo más complicado de tener una
mamá feminista es que el discurso que asumen como normal desde niños
es totalmente anormal en la realidad, las disparidades de género aún
mantienen grandes abismos, según Faustino el mundo todavía no está
preparado para una aceptación del feminismo y eso genera frustración.

Coralia es una abogada y Talía una joyera ambas renunciaron a los
tacones y se conciben como feministas. Una más activista que la otra,
pero las dos consientes del valor que tiene esta visión de mundo.

Ellas explican que el punto no está en maquillarse o no o usar
tacones, las feministas no son las machorras, el punto es renunciar a
las cosas que hacen daño y hacer las que generan felicidad.

Sin tacones o con tacones lo importante es llevarlos bien puestos.
Amante de la jardinería, de la caminata, de la escritura y de la
literatura Yadira Calvo retrata el verdadero valor de ser mujer.

2 comentarios:

Otra excentricidad dijo...

Me gustó la semblanza de Jacqui. Creo que tuvo un poco de dificultad arrancando. La cita con la cual empezó, de la niña, no creo que era la indicada por el hecho de que la niña solo dijo que sí. Ella no fue la que dijo que la abuela era luchadora. Creo que sólo se justifica ese inicio con algo un poco más fuerte.

Con respecto a los discursos feministas y por el estilo, creo que a veces los naturalizamos un poco y nos apasionamos (yo también comparto esto con Jacqui) pero creo que se puede perder el lector al principio por lo mismo.
El otro detalle que noté fue un exceso de "esta. . ." por ejemplo, esta creyente de la fe, esta fiel creyente del amor, esta entusiasta. Fue algo me saltó cuando lo leí.

Con respecto a lo demás, me gustó mucho los detalles que incorporó. Defenitivamente logró sumar una importante cantidad de información pura a la semblanza.

Unknown dijo...

Al principio, creo que no comprendía muy bien la posición de Yadira, es decir, me sentí un poco perdida: pasar de la historia de una mamá sumisa que la crió para ser inferior a los hombres, a alabar a su padre quien fue su figura ejemplar. Los datos que brindas sobre su vida antes de casarse (supongo que es antes de eso), me explican un poco cómo creció ese deseo de criticar la desigualdad.
A partir de aquí la lectura y la comprensión de la historia se me facilita, me hace conocer un poco la temática de los ensayos sin haberlos leído.

Y un (creo que "traladó a vivir" me suena muy redundante aunque no precisamente lo sea, pudiste decir se trasladaron a San José, o se mudaron, se fueron de... para San José, etc.).

Lo único que, personalmente, me incomoda es la comparación de la mujer exclusivamente con los tacones. Lo estereotipado de la mujer en la sociedad no se ve, simplemente en si usa tacones o no, existen muchos otros elementos que son actualmente más mencionados: como la cita que dejó ver Yadira sobre la talla de Brassier.

Pero, ¡vaya gran personaje fuiste a conseguir Jacqui!, bravo porque lograste darle más importancia de la que tiene dentro de lo que la sociedad conoce sobre ella. : )