Un aula virtual para los cursos de periodismo de la UCR. Acá podremos aprender a ejercerlo, analizar casos y compartir experiencias.

15/4/08

Miércoles Santo pa' moler

"Nada más de enyugar a Los Indios y comenzamos a sacar la tarea".

El sol apenas se está asomando y aunque todavía se siente el frío de la madrugada, en la casa de la familia Mesén desde hace rato que el trabajo comenzó. Como todos los miércoles santos desde hace 16 años, esta familia generaleña se da a la tarea de poner a funcionar el trapiche, hacer participe a la comunidad del proceso y regalar tapa de dulce a todos los vecinos.

La caña para moler está lista desde ayer, don Adémar el padrino de la familia y dueño de Los Indios la regaló, "Aquí nos preparamos desde antes, esta caña la cortamos en la faena de ayer" aseguró el orgulloso boyero mientras enyugaba las bestias para iniciar la molida.

Los Indios ya colocados en el área de trabajo iniciaron arreados la labor en el trapiche que luego de dos horas y media de jalar sin descanso dio como resultado dos estañones de jugo de caña para el dulce.

Este trabajo de los bueyes no es nada fácil pues deben caminar y hacer fuerza para que el trapiche vaya triturando la caña y así obtener el caldo "Para las bestias es cansado y para mí también porque son muy nuevos y tengo que arrearlos todo el rato" nos cuenta agitado don Adémar.

Ya está lista la primera parte del trabajo y se hace necesario tomar impulso para el resto del día. Las mujeres en la cocina alistan desayuno para los boyeros, los que jalaron la caña y para los vecinos que ya empiezan a llegar. Sentados en el trapiche en bancos de madera o en el piso de tierra todos disfrutan del pinto con bistec encebollado y café.

"En mi casa siempre hay comida para todos, no quiero que nadie diga que aquí no se come bien. En Semana Santa y más el miércoles todas sabemos que hay que pegarse a la cocina, a mi me gusta que llegue gente", asegura Doña Trina, abuela de la familia quién a sus 74 años todavía monta caballo, arrea ganado y ordeña vacas.

La paila ya encendida con leña está bien caliente, los chiquillos con vaso en mano no dudan en sacar jugo del estañon antes de que lo pasen al fuego. De aquí en adelante el trabajo es largo y arduo, los peones son necesarios para mantener en movimiento constante todo el caldo.

El dulce olor se apodera del trapiche rodeado de monturas, albardas y sogas. Ya es mucha la gente que ha llegado, vecinos, familiares, amigos y hasta gente que pasa por la calle y es seducida por el encantador aroma de leña y caña son bienvenidos. El sacar una tarea, como lo llama la familia, en Semana Santa es ya una tradición, lo hacen como una forma de compartir y también de revivir las tradiciones campesinas.

La familia Mesén se dedica a la ganadería de carne en su mayoría. Aseguran estar muy orgullosos de la tradición del dulce y el que la tarea se saque el miércoles nos es casualidad, todo lo contrario, es este día el designado pues el lunes es día de trabajo en la finca, el martes hay subasta de ganado y el jueves y viernes santo son sagrados asegura doña Trina "esos días ni los bueyes pueden trabajar, hay que guardar el luto".

El caldo empezó a hervir y se puede disfrutar de los primeros gustos de la tarea, con un cucharón de mango largo se saca la espuma que va quedando sobre el jugo y a la orillas de la paila, los clientes sobran.

Para los niños ya también está lista la mejor golosina, el sobao. Con una cuchara de madera se saca el dulce hirviendo a una tabla de donde se revuelve rápido y constante hasta formar una verdadera melcocha, ahí mismo, mientras se va mezclando se agrega a una parte coco y a la otra maní para luego arrollarla. La fila de niños y adultos antojados ya es larga, así que no hay tiempo para dejarla enfriar, es hora de saborear.

Finalmente, los hombres pasan el dulce a un cajón largo de madera donde se bate y se deja reposar un rato hasta que crece, vuelven a moverlo y lo pasan a moldes, que no son más que vigas de madera con muchos huecos, el dulce permanece allí entre 20 y 30 minutos, se pasa los moldes por agua y está lista la tapa de dulce.

Mientras todos disfrutan de un café acompañado de arroz de leche y pan de chiverre, la familia Mesén reparte a las visitas las tapas de dulce y las melcochas que quedaron. Y aunque ya la tarea terminó, en el aire todavía se saborea el dulce olor a pasado y es posible revivir por instante aquella época donde el dulce de caña era la bebida oficial de los campesinos.

Natalia Suárez Calderón

4 comentarios:

Joanna Nelson Ulloa. dijo...

El tema capturó mi atención, porque refleja una tradición poco conocida para algunas personas como yo. Se hace un buen uso de la descripción, y fomenta de esa manera la imaginación, pues como le dije a Natalia en clase, me dieron ganas de comerme todos los postres a los que hace alusión.
No me quedó muy claro qué son exactamente Los Indios, ¿es la propiedad? Luego, la redacción es buena, hubo una que otra faltita de ortografía (estañón, mí, uso de comas), pero a pesar de esto que menciono me gustó mucho, Natalia. ¡Muy bien!

Benjamín dijo...

¡Me antojé de todo!, desde el bistéc encebollado hasta el sobao. El tema me parece muy interesante, las descripciones me hicieron entender una tradición que no hubiera conocido de otro modo (he visto trapiches pero nunca funcionando). Al igual que
Joanna, no entendí lo de los Indios.
Volviendo al tema de la comida, creo que pudo haber explotado el bistec encebollado en el desayuno de un miércoles santo, situación que me pareció atípica en un día donde se supone los fieles no deben comer carne de res.

Andrea dijo...

Me parece bien como intercala párrafos en donde explica el proceso, con párrafos que brindan contexto. El mencionar los pasos de la elaboración del dulce hacen que me imagine el proceso y hasta se el antoje el dulce.
Sin embargo me hizo falta conocer ciertos datos, como por ejemplo quienes son la familia Mesén, porque solo se menciona a la abuela, y también me faltó saber cuantas personas trabajan en el proceso de preparación del dulce.

Mariela Araya dijo...

Jaja! Pensé que enyugabana los pobre indígenas y eran uno bueyes, según lo que entendí jeje

Por lo demás, me cautivó y ese arroz con leche me lo puedo saborear porque con la tapa de dulce que regalan uno hace miel de coco para acompañar al arroz :) ¡Qué rico!

Me pareció que está bien escrita y ubica al lector en el lugar de los hehos desde el pricipio cuando dice que es una familia generaleña...

Bien amiga mía!!!