Un aula virtual para los cursos de periodismo de la UCR. Acá podremos aprender a ejercerlo, analizar casos y compartir experiencias.

15/4/08

Filas acercan a Dios

Asombraba la cantidad de personas que se alineaban en fila
mientras avanzan en su camino hacia la reconciliación. Adultos
mayores, jóvenes y hasta niños acompañando a sus padres esperaban el
turno para acercarse a Dios en los días santos.
………………………………
A las tres de la tarde del miércoles santo en la Basílica de Los
Ángeles encontré cantidad de rostros que se afilaban esperando el
turno de su confesión.
Aunque es difícil elucidar si solo es tradición de semana santa el
hecho de que estuviesen ahí, lo que si era fácil de notar es que se
mantuvieron por largos ratos hasta que llegara su momento, algunos por
más de una hora aguardando su turno, en ocasiones acompañados por sus
hijos que rápidamente podían exasperar o talvez solo acompañados por
sus pecados y la necesidad de que les fueran perdonados.
En las diversas parroquias de Cartago dispusieron de horarios
extraordinarios de confesión para que los fieles se acercaran al
sacramento durante los días santos. Lunes, Martes y Miércoles Santo
habrán confesiones de 8 am a 11:30 pm y de 3 pm a 6 pm así anunciaban
a los cristianos las iglesias de la provincia de las brumas las
alternativas que tenían para reconciliarse, lo divulgaban en las misas
o en los cronogramas de las actividades de la semana mayor.
Los horarios nocturnos no se hicieron esperar, en algunas iglesias
las confesiones también tuvieron sus citas en las noches. En cualquier
horario era sorprendente la cantidad de gente que aguardaba largos
ratos mientras hacía fila para la confesión, y es que está vez las
largas filas no correspondían a los tediosos e inevitables trámites
burocráticos, sino a grandes filas que acercan a Dios,
definitivamente eso solo lo veía en Semana Santa.
Algunos irían a la playa, otros asistirían a las procesiones o
simplemente descansarían en sus casas durante los días santos, pero en
ese momento todos caminaban hacia la misma dirección.
Por decisión propia, necesidad, obligación o tradición decenas de
católicos cartagineses se acercaron al sacramento de la confesión.
-Por la razón que fuese lo importante es que aún los cristianos tienen
el interés de acercarse al sacramento y aunque algunos solo lo hagan
en la época de semana santa lo importante es que lo hagan- dijo
fervorosamente el Diácono Mario Zúñiga.
Muchas eran las tentaciones para no ir, para dejar la fila, los
minutos transcurrían y la espera continuaba. El tiempo era una de las
mayores molestias –a ratos me decía: no mejor me voy por el tiempo- me
contó con una tímida sonrisa Juan Luis, un católico de 21 años que
esperaba su momento de confesión.
Al mismo tiempo que Juan Luis sentía la tentación de irse el
deseo de quedarse fue más fuerte, el sentía que el sacramento le
permitiría acercarse a Dios en los días santos, entonces ¡que
importaba la fila!. La necesidad de Dios y la tentación del tiempo que
vivió el joven católico talvez fue muy similar para el resto de
rostros que hacían fila.
La satisfacción de esperarse era sentirse "limpio" pero para
algunos la experiencia no fue tan gratificante. Alexander otro joven
cartaginés también asistió el miércoles santo a la Basílica de Los
Ángeles para su confesión. Esperó más de treinta minutos para su
turno, mientras hacía fila era notable en su mirada una inquietud
que parecía esperaba calmar después de la reconciliación. Era tan
extraña su apariencia que le solicite me contará algo de su
experiencia en el proceso de la confesión y sorpresivamente respondió
que sí.
El joven proyectaba una extraña imagen principalmente por su
comportamiento pasivo- reflexivo, una mirada apagada y una "pinta"
que no necesariamente reflejaba lo mejor, cualquiera que hubiese
notado todo eso sin duda desearía para él una excelente
reconciliación que pudiera calmar esa inquietud.
Alexander salió de su confesión y al contrario de otros como
Juan Luis su rostro seguía apagado. Entonces fue inevitable
preguntar:
-¿Salís satisfecho de tu confesión?
-mas o menos, respondió.
-¿Porqué, por el padre? (y es que yo había notado que el padre que
le tocó a Alexander se caracteriza por no dejar que la persona exprese
sus pecados)
-Si es que no me dejaba terminar de decirle los pecados, solo decía
estás perdonado, estás perdonado, comentó con desilusión.
Aunque Alexander asegura que se confiesa frecuentemente y no solo
en Semana Santa todos los que ahí estaban esperarán que su
experiencia de confesión sea satisfactoria. Los sacerdotes juegan un
rol fundamental en ese sacramento, la representación de Dios que hacen
ese momento es importantísima, sin duda es básico una gran
preparación.
-Hay que encomendarse a Dios para tener la disposición de atender
con cariño y misericordia a quienes se acercan a la confesión, comentó
el Diácono Zúñiga. El cansancio se vive por los dos lados unos de
esperar y otros de escuchar, imaginen cuán aturdido puede quedar un
padre después de escuchar todo un día pecados, de verdad que como
dicen ellos solo la gracia de Dios puede ayudarles a sacar la tarea.
"Aunque la confesión no solo debería vivirse en los días santos la
época de reflexión orienta a esa actitud en los fieles y eso no es
malo, pero lo deseable es que la gente no solo lo haga en este
tiempo, es gratificante sin embargo ver la parroquia llena de
personas que desean confesarse" explicaba el diácono.
Por convicción o tradición o quien sabe talvez una mezcla de
ambas cantidad de rostros se acercaron al sacramento y vivieron la
experiencia de las filas que acercan a Dios.

Jacqueline Solano

2 comentarios:

Joanna Nelson Ulloa. dijo...

Aunque creo que los pecados deben confesarse ante Dios y que solo Él puede perdonarlos, pues según la Biblia, "hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo" (I Timoteo 2:5), el tema tratado por Jacqueline se aborda de una buena manera.
Se recurre al diálogo y al uso de elementos que interesan al lector y cómo narra incluso la insatisfacción de algunas personas al confesarse, por la actitud del padre. Encontré algunas faltitas de ortografía, creo que es importante cuidarse en eso (yo también a veces me equivoco, no lo digo por usted)Pero, a grandes rasgos, me gustó la manera en la cual enfocó el tema, la redacción es pertinente. ¡Bien!

Andrea dijo...

Esta crónica me permitió imaginar esas largas filas, que mientras leía las imaginé muy exageradas, no sé si habrán sido así de largas como en mi mente, pero lo que si sé es que este relato me permitió no tanto sentirme en el lugar pero sí imaginármelo, como si estuviera viendo una foto.
Me parece muy bien la conversación que incluye con el muchacho, porque le da más realismo y me hace sentir que lo que me cuentan está pasando y no que me está contando algo pasado.
Solo hay algo en cuanto a la redacción, en un párrafo dice: “Muchas eran las tentaciones para no ir…”, entonces cuando yo leo esto estoy a la espera de que me cuenten cuales eran esas tentaciones, sin embargo solo se hace énfasis en el tiempo que duran haciendo fila.