Un aula virtual para los cursos de periodismo de la UCR. Acá podremos aprender a ejercerlo, analizar casos y compartir experiencias.

18/8/07

Semana 2: La Noticia

A partir de ahora nos adentraremos al quehacer periodístico. Vamos a comenzar con la noticia, la materia prima de todos los demás géneros.
Como la define el periodista Alex Grijelmo en su libro El estilo del periodista (2001): "La noticia en estado puro viene dada siempre por un acontecimiento sorprendente, estremecedor, paradójico o trascendental y, sobre todo, reciente".
Se trata de identificar un hecho desconocido, que tenga impacto en el público de nuestro medio de comunicación, que sea veraz, oportuno, preciso y balanceado.
Como periodistas tenemos una función social importantísima, y tenemos que estar concientes de esa responsabilidad y ejercer la profesión bajo un marco ético. Nuestra tarea es ordenar hechos aislados y explicar la realidad a nuestro público, es decir, no solo informar sino también formar sobre un acontecimiento de interés público.
El periodista debe saber buscar y tener iniciativa. Las noticias surgen desde varios escenarios: el reportero presenció el hecho, convocado con antelación o por accidente; el reportero buscó la noticia altertado por varias fuentes; el reportero siguió su olfato y propuso investigar determinado hecho; el reportero retomó la información que contenía un boletín institucional.
En clase vamos a profundizar sobre qué es noticia, las características, los criterios para identificarlas, así como su estructura y consejos para su redacción.
Para seleccionar los hechos que merecen ser considerados noticia el periodista empieza por definir si se enmarca dentro del interés colectivo o interés público. Y ahí comenzamos a tocar el centro de la actividad periodística, como afirman Vicente Leñero y Carlos Marín en su libro Manual del Periodismo.
"Para el desempeño profesional del periodismo debe tenerse resuelto lo que significa el interés colectivo: ¿Lo que le interesa a la gente o lo que debe interesarle? La respuesta no se encuentra en una opción entre ambas interrogantes, sino en la fórmula que las concilie. Si se opta por responder afirmativamente la primera pregunta se corre el riesgo de realizar un periodismo banal, con despliegue de morbosas truculencias y de chismes. La segunda alternativa erige a las instituciones periodísticas en pontificadoras del sentir social, que solemnizan su papel "orientador" y se convierten en aburridos boletines (...) que abdican de su condición informadora en aras de propósitos "elevados" y "políticos" de muy poca eficacia y penetración en el público. La primera vía conduce a las publicaciones y noticiarios "populares" y que se refleja en un periodismo trivial, que aborda los problemas sociales en la superficie y que, por lo mismo, resulta intrascendente. La segunda conduce a distintas clases de cofradías, cuyos integrantes encuentran en publicaciones y programas "sesudos" confirmaciones y complicidades con formas de pensar y actuar que difícilmente modifican. Una variante siempre válida es la que combina el tratamiento de asuntos "populares" con asuntos que a criterio de la institución periodística se deben difundir".

¿Creen ustedes que los medios nacionales tienen una fórmula adecuada para resolver la pregunta que nos plantean Leñero y Marín?
¿Cuál sería, según ustedes, la ruta para conciliar el interés del público con lo que los medios creen que debe interesarle?

Este tema tiene mucha relación con el eslogan "El derecho público a saber". Por eso también quiero invitarlos a comentar un resumen de un tema introducido por H. Eugene Goodwin, en su libro Por un Periodismo Independiente (1994).

El derecho del público a saber

"El eslogan "El derecho del público a saber" ha sido una salmodia de los periodistas norteamericanos en el periodo posterior a la segunda guerra mundial, a medida que luchaban por aumentar su acceso a las noticias del gobierno, los negocios y otras áreas de la sociedad que se habían ocultado al escrutinio público. (...) El derecho del público a saber se convirtió en una bandera para muchos periodistas que infieren desde los fundamentos de la libertad de prensa, la responsabilidad especial de convertirse en vigilantes del gobierno y de proteger a la gente de sus abusos. (...) El movimiento por el derecho del público a saber comporta una dimensión ética. Ha estimulado a los periodistas a considerarse como representantes del público, en ocasiones con cierta arrogancia. (...) También los periodistas han vuelto el eslogan a su favor, por ejemplo, al invocarlo como justificiación para conductas indebidas; mentir o robar para conseguir una noticia frecuentemente se justifica, aduciendo que se debe satisfacer el derecho del público a saber. Los periodistas, limitados por condiciciones de espacio y tiempo, tienen que decidir diariamente qué es lo que la gente tiene derecho a saber. Una visita a una sala de redacción al final de cualquier día de trabajo le muesta, aún al observador más casual, la cantidad de noticias que se dejan a un lado, sin usarse; aparentemente es todo un material que el público no tiene derecho a conocer. El punto no es bromear sobre las difíciles decisiones que los editores tienen que tomar en materia de noticias, sino argüir que lo que el público tiene derecho a saber está reglamentado por los juicios subjetivos de editores y directores, que son los que determinan de cuánto espacio y tiempo se dispone para las noticias".

Los que deseen pueden explorar más detalles sobre la noticia pueden ingresar a http://recursos.cnice.mec.es/media/prensa/bloque3/index.html

14 comentarios:

--Cate dijo...

Es cierto que siempre se encuentra el dilema entre lo que le interesa al público y lo que debe interesarle, pero ¿en dónde estaría nuestra labor social de comunicadores si no diéramos a conocer los temas que, como sociedad, todas las personas deberíamos conocer? Tal vez la duda sea con qué criterio nosotros podemos escoger qué es lo que le debe interesar...a fin de cuentas, ¿qué nos hace tan diferentes de los otros ciudadanos, que nos da la potestad de decidir por ellos lo que leerán mañana en los periódicos?

En realidad, pienso que este "poder" (...) que tenemos es para que lo utilicemos en beneficio de las personas; de ahí al factor ético que queremos se encuentre en nuestro trabajo, porque de nada sirve buscar las noticias (que ya por sí mismas tienen un fuerte poder) en la desventaja de los demás.

"El derecho del público a saber", entonces, pienso que lo determina el público mismo; nosotros proporcionamos las herramientas (es decir, la información) de modo que cada persona se sienta en libertad de escoger lo que le interesa, y así estaría ejerciendo su derecho. Posiblemente la recurrencia de una noticia le permita ver a las personas la importancia del asunto, pero no se puede imponer un hecho al público. En otras palabras, depende también de cada ciudadano interesarse por su actualidad, por su sociedad.

Pero si hablamos de un derecho a saber, así para desviarme un poco, entonces nosotros también tenemos ese derecho, como ciudadanos y como portadores de esa responsabilidad social que mencioné ahora y de la que hablamos en la clase anterior: ¿por qué prohibir la entrada de periodistas a ciertos lugares; por qué esconderles información; por qué censurárselas? También nosotros, dentro de ese marco ético, tenemos derecho a saber lo que está ocurriendo e informar sobre ello.

En todo caso, creo que el derecho a saber lo tiene cada persona, siendo nosotros periodistas sus principales defensores. Esto porque, en este sentido, los demás dependen de lo que nosotros digamos, así que tenemos que ejercer nuestro deber de informar de modo que los demás puedan ejercer su derecho a informarse, sobre lo que quieren y sobre lo que la sociedad les exige.

Por otro lado, tal vez el problema de qué dejar o no por fuera se pueda resolver con los nuevos medios de información, como Internet. Es un hecho que hoy lo que se necesita saber se encuentra ahí, y el espacio virtual representa una solución efectiva para poder publicar todas las noticias que en otro medio, por razones de tiempo, espacio y dinero, quedarían por fuera.

Mariela Araya dijo...

Qué le interesa al público conocer y qué considera el medio de comunicación que éste deba saber es una pregunta que necesitamos hacernos en este momento como futuros profesionales en este campo.

Cada persona tiene derecho de mantenerse informado, conocer las realidades y allí es donde entran los periodistas, desempeñándose en su labor: ser canales mediante los cuales el público se puede enterar de qué es lo que pasa a su alrededor. Sin embargo, es complicado este juego en el que "compiten" por así decirlo, los intereses particulares del medio y el trabajo de los periodistas que es informar de la manera más transparente posible.

Además, creo que por las líneas editoriales de muchos medios de comunicación, se ha habituado a la gente a recibir cierta clase de noticias con los matices y enfoques característicos de tal medio, entonces la decisión de qué es lo que al público le interesa saber se toma por la "domesticación" de las personas a recibir determinada clase de notas, pues ya la gente no exige periodismo con calidad, sino que se conforma con cualquier información no tan sustanciosa con tal de obtener lo que ya le han acostumbrado.

Por otro lado, no todos los medios de comunicación en Costa Rica logran realizar esa combinación de intereses público-medio de manera efectiva. Muchos dejan por fuera elementos que seían muy valiosos si estuviesen al alcance de la gente y se esmeran por incluir en sus ediciones "lo que vende", como escándalos o situaciones banales y no la noticia rica y provechosa.

Es necesario acostumbrar o educar al público a recibir información de calidad para que luego exijan ese estándar, se mezclen los intereses de ambas partes y podamos ser testigos de una buena fusión de éstos a la hora de llevar a término el "derecho del público a saber".

Pilar dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Pilar dijo...

¿Se está ejerciendo, por parte de los periodistas del país, el marco ético que se menciona?, es estremecedor observar cómo se ha mal-acostumbrado al "público" nacional para que se entere, simplemente, de lo que se pretende 'no ocultar'.

El periodismo es una profesión donde debemos mostrar nuestra vocación, pero sobretodo, nuestra pasión; algo que podría afectar esta labor, es el mismo desgano creado en la audiencia, un desinterés, casi común, que les impide observar la realidad cotidiana.

No siempre serán informaciones objetivas (eso lo sabemos bien), supongo que la mayoría de nosotros pretende evadir el modelo de periodismo que se dibuja en muchos medios. Todos decimos: “yo no voy a ser así, voy a informar lo que realmente está sucediendo”, queremos validar el “derecho del público a saber”; sin embargo, esta meta se dificulta porque (estaremos excluidos cuando tengamos nuestro propio medio con una gran audiencia) las instituciones periodísticas tienen establecido su “perfil de noticia para publicar”.

La incertidumbre que perturba mis pensamientos se centra en descubrir si algún día nosotros (como futuros periodistas) lograremos cambiar esta realidad, haciendo que nuestra meta pueda alcanzarse.

Por ahora debemos conformarnos con observar que la gran mayoría de personas compran el periódico para informarse sobre las “noticias” (que en realidad deberían llamarse chismes y argumentos sensacionalistas) cotidianas, cuando verdaderamente les muestran la substitución de los acontecimientos de interés.

Marysela Zamora dijo...

Creo que es una mezcla entre los dos. Pues no siempre las cosas son negras o blenacas, y precisamente este es el ejemplo de un gris. Apesar de esto, si creo que hay un poco más de lo que "le debe interesar", asi como lo establece la teoría de la agenda setting que propone que la influencia de los medios informativos se da de manera indirenta en los cogniciones, la decirnos en qué se tiene que pensar y qué importancia se le debe dar. Asi, por ejemplo, se imponen numerosos temas en la agenda de nosotros como el sonado TLC. Ahora su contenido está influenciado tanto por los determiantes políticos y económicos del medio, asi como por los condicionantes micro y macro que influyen en la producción de mensajes.

Cabe aclarar que el interes público, según mi punto de vista, está mediado por la ideología imperante en una sociedad, que usualmente los medios reproducen; asimismo, por el interés del medio y de las élites que tienen poder e influencia.

Por ejemplo, La Teja, periódico que muestra notas jocosas, banales, superficiales, entre otras; responde a un público que consume ésta prensa; además, reponde a una lógica de mercado que se basa en aumentar ganacias atacando las pasiones bajas de quien consume.

Sofia dijo...

Hmm... interés público. ¿Quién posee el derecho de decidir cuál es el interés del público? ¿Los medios deberían dar la información que el público necesita o más bien la que ellos creen que debe necesitar?
Este no es un tema fácil, y creo que ha sido el eterno debate con respecto a los medios, y acentuado aún más por la tensión política generados a raíz del TLC.
El público tiene derecho a saber esto es cierto, y es neustrod eber como perioditas informarlos de aquellos eventos que tienen o podrían acarrear conseceuncias en sus vidas; sin embargo bajo este emblema se han cometido atropellos a la vida privada de muchas personas tanto en Costa Rica como en el restod el mundo. ¿No es el derecho a la privacidad también un derecho? Al preguntarme esto, pienso en aquellos periodistas que se alejan de principios éticos y se concentran tan sólo en vender más números de ediciones, sin importar la forma en que obetengan la exclusiva. ¿El derecho del púiblico a saber verdaderamente justifica el "todo por una noticia"? Creo que no. Se puede cumplir con la labor social de nuestra carrera (indagar vicios administrativos, corrupción y cubrir noticias), respetando la integridad de las personas, sin olvidarnos que tratamos precisamente con personas... Los titulares,las páginas de periódicos y las notas de tv me llevan a a pensar muchas veces que los periodistas o las personas detrás de los medios se han olvidado de esto. ¿Se ejecuta mi derecho ciudadano de información con fotos de modelos semidesnudas, con imágenes de cuerpos ensangretados, con notas llenas de chismes de "farándulas"...? Es que no puede mi derecho de saber estas cosas, sí es que me resultan importantes debe ser llenado de otra manera más seria y sensible?
Creo que en clase alguien dijo que este tipo de reportajes subestiman a los lectores, sin embargo los medios no tendrían éxito si las personas no se interesaran por tales cosas. Creo que es necesario que se de un proceso de diálogo y de educación entre los medios y el público... y si muchos lo quieren continuar con las noticias de faranduleros, modelos y comegatos, pero al mismo tiempo abrir un espacio para informar acerca de tantos temas que son eternamente postergados en las salas de redacción por no cumplir con ese modelo de sangre,sexo y dinero.Hay tantos temas silenciados, que crean sospechas en la audiencia y nos hacen pensar que tenemos derecho a saber sólo lo que un selecto grupo decide por nosotros.

Nati Suárez dijo...

Llevo unos seis intentos de comentarios fallidos, cada vez que intento hacerlo hay algo que me frena y es el hecho de no poder tomar una posición. Por lo general suelo ser un poco extremista, procuro que todo sea 0 o 1, blanco o negro, pero creo que esta vez no va a funcionar.

El poder que tiene un comunicador y un medio para definir lo que las personas deben o quieren conocer me lleva a colocarme en una escala de grises, es decir que se debe encontrar el balance adecuado en beneficio del público.

Pero cómo encontrar este balance? ¿Hay acaso un manual? ¿Es incorrecto darle al público lo que quiere saber y debido darle lo que nosotros creemos debe saber? ¿O es acaso todo lo contrario?

Quisiera estar segura de las respuestas, de hecho desearía tener una respuesta certera, pero no logro dar un juicio al respecto. Me da cierto temor el tener que decidir yo, desde mi simple humanidad y mi pequeña visión de mundo, dictar lo que las personas deben conocer.

Un posible camino hacia una respuesta sería el tener en cuenta mi condición de comunicadora y la responsabilidad que ella encierra al, pero sobre todo procurar ser una persona antes que ser periodista. Con esto me refiero al hecho de no olvidar que la información se la estoy brindando a seres humanos, pensantes y sencibles, y yo tengo el poder de la información, uno de los bienes más preciados. Está en mis manos la responsabilidad de esta y las consecuencias de lo que haga con ella, esté en las manos del periodista el formar o deformar.

Lucía dijo...

Me detuve a pensar sobre este tema y sobre la dirección de la "programación" en un medio. La afirmación más obvia sería que esta función recae en los directores del medio. Sin embargo, las influencias e intereses se mueven fuertemente en los medios comunicativos y pensé que por un momento podría ser que aunque no frecuentemente, suceda que el público tenga razón en querer tener el control de la información. Lo que sucede es que se considera al público como pasivo y sometido y por tanto incapaz de formarse e informarse. No se debe cometer el error de generalizar y olvidar que el público es activo y merece ser escuchado. Debe ser tomado en cuenta cuando contribuye con críticas constructivas y peticiones de mejora.

Lo que pasa es que hay periodistas que por la línea editorial del medio para el cual trabajan y una falta de ética, ceden totalmente su capacidad de producir conocimiento útil a la sociedad y entonces, hay un descontrol generalizado.

piendo que lo ideal sería que los periodistas apliquen el derecho del público a saber de una forma ética y con respeto hacia los ideales de la profesión

Simone dijo...

Me parece que lo justo y más adecuado es precisamente la afirmación: “Una variante siempre válida es la que combina el tratamiento de asuntos" populares" con asuntos que a criterio de la institución periodística se deben difundir"
Esto porque un medio tiene que velar por tener informados a sus “receptores” con noticias y notas de importancia, que son determinadas como tales por profesionales de la comunicación y por su magnitud y trascendencia actual e historia; Dichas notas pueden producir gran rating o al contrario no interesar al público, sin embargo, el medio las tiene que difundir.
Al mismo tiempo, la gente consume un medio por la necesidad de la información pero también por “entretenimiento” o por suplir necesidades propias. Por este motivo los medios también deben de incluir los “temas populares” para que las personas sigan consumiendo la producción. Estas “noticias populares” que eventualmente no tengan una gran trascendencia, no obstante, son de las más consumidas, probablemente porque suplen otro tipo de necesidades que las personas tienen y que las “noticias reales” no pueden reemplazar.

Los medios nacionales tratan de hacer eso...pero me parecen que abusan de las “notas populares” perdiendo un poco de credibilidad y disipando su esencia de medio de comunicación, que es básicamente informar.

Por supuesto que en este punto entran a jugar varios factores que no tienen nada que ver con la esencia del periodismo. Factores tales como las ganancias, el rating, la venta de publicidad, etc. Que si bien son esenciales para la supervivencia de los medios...a veces abusan de su importancia y destruyen el buen periodismo.

La ruta para conciliar el interés publico con lo que le interesan a los medios es la justa administración de ambas tendencias, algo que no es fácil de lograr, sin embargo es factible, claro que implica trabajo, e implica una identificación con la verdadera esencia del periodismo, así como el alejarse de las corrientes del capitalismo. Suena utópico, pero es factible.

Otra excentricidad dijo...

Así como se ha comentado anteriormente, no es ningún secreto que existe una fascinación del público con el sexo, la sangre, el dinero, las drogas, etc. Quizás es el aparentemente insaciable apetito de las personas por la más cruda cobertura de dichos temas lo que me permite afirmar, sin temor alguno, de que la “interferencia” de los periodistas en la escogencia de la temática es aceptable, y aún más, necesaria.

No ignoro el hecho de que muchas ideologías hegemónicas se aprovechan de la amplia distribución de los medios de comunicación masiva para esparcirse y reproducirse. Tampoco es un secreto la realidad en la cual muchas figuras de poder coexisten dentro de estos “órganos de información.” Además, sería de suma arrogancia afirmar que nos pertenece la inmensa sabiduría determinante con respecto a la temática que debe ser de interés. Por ello, la materia de la cual informan los periodistas, no puede ser únicamente de su criterio.

Efectivamente, se debe elaborar una fórmula que logre conciliar y, en última instancia, fusionar los intereses de los distintos actores. Con el profundo dolor que me provoca admitirlo, el periódico La Teja es uno de ventas satisfactorias. Lo mismo se puede decir con respecto a La Extra. Estos periódicos dejan mucho por desear en el ámbito de la información, sin embargo ofrecen excusas entretenidas para “enterarse” del mundo. Y aún más, venden. Sin embargo, a mi parecer, es inaceptable justificar el amarillismo en su forma más explícito con el pobre argumento de su adquisición. Es decir, yo me niego rotundamente a fomentar la reproducción indiscriminada de notas periodísticas que se utilizan para alentar el deseo y aún la adicción de muchos por la promiscuidad, el libertinaje sexual, la corrupción, el crimen y la maldad, entre otros.

Si bien se debe informar acerca de temas de tal naturaleza, debemos evitar los enfoques sensacionalistas. Y si es necesario incluir un cierto grado de estas perspectivas para mantener las ventas en ciertos nichos, se deben aprovechar algunos espacios dentro de tales medios para proveer la oportunidad de consumir notas alternativas.

Al otro lado del espectro, también es triste saber que muchos temas son ignorados por su falta de “clase” y “glamour”. Existen muchos tabúes e imposiciones culturales y políticos previenen la discusión de asuntos de interés público. Muchos viven en suma ignorancia por el temor de mencionar problemas que nos afectan a todos.

¿Han logrado los medios costarricenses alcanzar un balance adecuado entre los distintos intereses? Creo que algunos más que otros, pero más que un punto de llegada, opino que este balance debe ser una búsqueda constante, una piedra angular, una filosofía detrás de la producción.

Finalmente, con respecto a nuestro “derecho de saber”, me parece importante recalcar que así como se han cometido muchas injusticias en nombre de Dios, se han atropellado muchos derechos en nombre de la sabiduría común. Es una gran responsabilidad y una que debemos asumir con suma seriedad la de escoger qué será y qué no será conocido. En primer lugar, creo que se debe tener mucho cuidado y respeto hacia el sufrimiento y el dolor humano, evitando convertir a las personas que ya han sufrido mucho en víctimas nuevamente. En segundo lugar, no soy de la creencia de que todos tenemos derecho de saberlo todo. Hay aspectos de la vida privada de los demás que no necesitan ni deben ser divulgadas. ¿Derecho de saber? Sí. ¿Derecho de husmear e intrometer? No. Si bien la raya entre una y otra cosa puede ser muy fina y borrosa en muchas ocasiones, debemos fundamentarnos siempre en la ética y el sentido común para guiarnos en la dirección adecuada.

Kattia Bermúdez Mora dijo...

Algunas conclusiones que han ido surgiendo de la discusión sobre este tema:

Derecho a saber, cómo definirlo... ¿El hecho tiene interés público? ¿Responde a algunos de los criterios vistos en clase?
¿La información que voy a brindar le servirá al público para algo (entender la realidad, tomar decisiones y entretenerse)?

Resulta más fácil saber qué debería interesarle a la gente, pero ¿cómo saber qué le interesa? Evitar los medios de comunicación unidireccionales. Estudiar al público y lo más importante, darle opciones para que pueda expresar qué quiere saber y cómo quiere saberlo. La radio, el periodismo digital, la televisión (muy pocas veces) ofrecen esas posibilidades de doble vía. Pero, ¿qué pasa con la prensa escrita? ¿Será suficiente la sección de Cartas?

¿Cómo escuchamos al público? ¿Lo escuchamos realmente o solo lo consultamos cuando nos interesa buscar una reacción (tipo los sondeos en la calle a dos personas para luego generalizar lo que la gente piensa)?

Eso a nivel de medios, pero qué pasa a nivel individual? Cómo podemos nosotros, como periodistas, decidir qué enfoque responde al interés público? Pensar en los criterios periodísticos, empatía con el público (lector, radioescucha, televidente, internauta) y escuchar a la gente, observar, olfato y, en especial, ética.

Jacqui Solano dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Jacqui Solano dijo...

Què voy a publicar?

-Ok me voy por el show o por lo formativo....o talvez los pueda combinar..." ¿Vendo? :(

Cuando iba ingresar la televisòn en Costa Rica se generò mucho temor sobre cual debìa ser la funciòn del medi. El gobierno consideraba que debia ser 100% cultural, fovoreciendo la educaciòn. Ante està poosiciòn, se decìa que la tv no podìa ser privada porque eso iba a ser signo de la producciòn de programas poco formativos. Bueno, hago referencia a este antecendente, porque la polèmica de la funciòn de la comunicaciòn sigue latente. Como han dicho mis compañeros esto no se trata de blaco o de negro, o de posiciones extremistas tan solo hay que buscar el BALANCE. Ahora, esa bùsqueda es difìcil, porque no depende de la desiciòn de una persona, en este caso el periodista, como cuando se pregunta que voy a publicar, si no que està influencia por diversos factores que van desde los mas bàsicos como su propia formaciòn hasta la intervenciòn de los anunciantes del medio para èl que trabaja. Pese a què es complicado, considero que cada uno trae una carga de valores, por tanto en cada producciòn que realice al final debe sentirse tan tranquilo como para mirarse al espejo al otro dìa sin ningùn sentimiento de culpa.

Meli dijo...

Más que "poder", yo le llamo responsabilidad. Como comunicadores, tenemos una responsabilidad inmensa con respecto a la información que hacemos llegar al público.

Cada vez que se pública una noticia, va con ella la ética y la moral del comunicador, y aunque es cierto que tenemos cierta libertad a la hora de publicar información, eso no nos da ningún derecho de imponer al público información que posiblemente no les interese.

Nuestra labor principal es la de informar, por lo que pienso que "el derecho del público a saber" debe tener sus bases en noticias que brinden información valiosa al público, información que pueda utilizar en su toma de decisiones, obviamente sin intentar persuadir, limitándonos a darle al receptor noticias útiles que puedan ponerlo al tanto del contexto que le rodea.

Con lo anterior me refiero a orientar al público, darle distintas perspectivas de las cuales pueda elegir, además de tomar en cuenta sus opiniones, darle derecho de expresarse, lo cual facilitaría al mismo tiempo la labor del periodista al elegir información útil.

Para mí esa es la forma de conciliar el público y los medios, escuchándolos y orientándolos, aunque por supuesto, es una meta difícil, pero no imposible siempre y cuando el profesional tenga presente la ética y moral de su profesión.